La reivindicación de los derechos de la niñez o el regreso al paraíso terrenal

Las siguientes sentencias dibujan el delineamiento de un debate forense destinado a restablecer los derechos de la infancia:

«Las penas deben ser severas y los jueces indulgentes»;  «Las penas deben ser severas para no tener que recurrir a ellas». (Proverbios chinos).

«La autoridad que no castiga el mal, ordena que se haga». (Freud).
Este debate, en los términos propuestos, necesariamente concluiría que: «estamos buscando la fiebre en las sábanas» porque el maltrato contra los niños  sólo será erradicado mediante una educación y protección esmerada, dedicada a obtener gente digna, proba, capaz de amar y ser amada,  y no mediante leyes, por más salomónicas o dráconianas que éstas sean….
Así lo confirma el Libertador Simón Bolívar*1: «La esclavitud  es hija de las tinieblas,  un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción»….Renovemos en el mundo la idea de un pueblo que no se contenta con ser libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso, demos a nuestra República una cuarta potestad cuyo dominio sea la infancia y el corazón de los hombres, el espíritu público, las buenas costumbres.  «Construyamos un Areópago para que vele sobre la educación de los niños, sobre la instrucción nacional, para que purifique lo que se haya corrompido en la República, que acuse la ingratitud, el egoísmo, la carencia de amor a la patria, el ocio, la negligencia de los ciudadanos» … «Moral y luces son los polos de una República, moral y luces son nuestras primeras necesidades».
*1 Bolívar Simón, Obras  Completas, Discurso de Angostura. Compilación y Notas de Vicente Lecuna,   La Habana, Cuba,  Ed.  Lex, 1947,  Volúmen I y II,  Pág.  1150

Desde mediados del siglo pasado, los niños fueron abandonados y criados sin amor ni pedagogía en sus primeros siete años de vida, etapa en la que se forman el carácter y el temperamento: actitudes, aptitudes, apetencias, gustos, vocaciones, aficiones, y todo tipo de complejos.

Los argumentos anteriores y las siguientes sentencias:

“Donde hay amor sobran las leyes» (Platón)
«Donde no hay amor, todo son dificultades “ (Sor Teresa de Calcuta) ;
“Ama y haz lo que se te venga en gana” (San Agustín)

Diseñan las bases de una filosofía de amor y pedagogía tendiente a la formación integral de los niños y las niñas.

Al respecto dice Rousseau*2:  “Todo está bien al salir de las manos del autor de la naturaleza, todo degenera en las manos del hombre” En consecuencia, la formación del niño es bien sencilla: dejar que su naturaleza se desenvuelva libre y espontáneamente, con una seguridad y protección semejante a la que le brindaba el vientre materno.  Proceso equivalente a la elongación de las manos de Dios.

 

*2:   J. Rousseau Emilio, Ed. D. G. Publicaciones. México 1975, p. VIII

En suma: “La humanidad está perdida, pero si hay una tabla de salvación, esa es el amor”. Pero el amor como todas las virtudes no se enseña ni se aprende, se inculca en el niño en sus primeros siete años de vida, tal  como se describe en:

El País o región del mundo que opte por estas estrategias, estará de regreso al paraíso terrenal, en donde no habrá guerra ni ejércitos ni jueces ni cárceles, ni códigos penales. La policía y los jueces serán de instrucción.  Los hospitales estarán dedicados a curar enfermos congénitos, atender accidentados, y a prácticas holísticas,  Las clínicas psiquiátricas se reducirán al mínimo.

Separe ya su lugar en el «cielo terrenal» con la divulgación de este trabajo como cuota inicial.

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